Dicotomía de control ¿Qué depende de tí?

Publicado por Álvaro Bueno

1 – La zona de preocupación e influencia

1.1 – ¿Cómo identificar lo que depende de tí?

2 – No tienes el control de tus resultados

2.1 – Una decisión buena decisión puede tener malos resultados

3 – Solo el momento presente está bajo tu control

3.1 – Tus problemas se encuentran en tu pasado o futuro

4 – Resumen de las ideas principales

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¿Te has parado a pensar alguna vez cuáles son los factores que realmente dependen de tí?

O mejor dicho… ¿Eres consciente de la inmensidad de situaciones que se escapan de tú control?

Pues bien, creo que estas preguntas que acabo de hacerte son posiblemente las más determinantes para sentirte a gusto contigo mismo y, en definitiva, ser feliz.

La zona de preocupación y la zona de influencia

Uno de los mayores errores que cualquiera puede cometer es el de subordinar su propia satisfacción personal a factores externos.

En este momento estarás aceptando que no tienes ningún tipo de control sobre tu vida y que, como consecuencia, dependes completamente de circunstancias ajenas.

Esto mismo opinaban también los estoicos, los cuales se esforzaban diariamente en identificar y clasificar cada situación en 2 categorías, la zona de preocupación y la zona de influencia.

La zona de preocupación engloba todo aquello que genera en tí sentimientos negativos y que, además, no está bajo tu control.

Por otra parte, la zona de influencia engloba todo aquello que depende directamente de tí y no de circunstancias ajenas.

Pero no todo es tan sencillo.

Llevar a cabo esta distinción no es fácil.

Primero es necesario desarrollar un proceso mental a través del cuál podamos identificar qué depende realmente de nosotros.

¿Cómo identificar lo que depende de tí?

A continuación compartiré contigo un proceso mental muy útil para lograr este objetivo.

En primer lugar, debes comenzar con la pregunta clave del episodio:

“¿Está esto bajo tu control?”

En este momento puedes haber obtenido tres respuestas diferentes:

  • La primera sería “sí, esto depende de mi control”
  • La segunda sería “no, esto no depende de mi control”
  • Y la tercera sería… “en parte”

Si finalmente te decantas por esta última, lo más seguro es que estés pensando en algún algún objetivo cuya consecución requiera de un proceso previo.

En este momento deberías hacerte otra pregunta.

¿Lo que tienes en mente es un resultado deseado o el esfuerzo que debes hacer para conseguirlo?

En caso de tener en mente el resultado esperado, debes saber que esto realmente no depende de tu control.

Por otra parte, en caso de estar pensando el esfuerzo que debes hacer para conseguirlo, la respuesta es que, en este caso, sí depende de tí.

Dicotomía de control

Te pondré un ejemplo simple para que lo entiendas mucho mejor.

Imagina que te planteas si realmente depende de tí sacar más de un notable en un examen.

Si nos planteamos la pregunta inicial… ¿depende esto de mi control?

La respuesta sería: “en parte”.

Por un lado si que tienes cierta influencia en el resultado ¿verdad?

Enfócate en el proceso

Pues bien, continuemos con el proceso mental.

La segunda pregunta que deberíamos hacernos es la siguiente… ¿Lo que tienes en mente es un resultado deseado o el esfuerzo que debes hacer para conseguirlo?

En este caso nos estábamos planteando si depende de tí o no sacar más de un notable en un examen, por tanto, estamos pensando en el resultado deseado.

Como conclusión, podemos decir que lograr dicho objetivo no depende de tí.

Existen circunstancias externas que pueden influir en tu nota final.

Por tanto, subordinar tu satisfacción personal con tal objetivo no tiene ningún sentido y es muy peligroso, pues en caso de no lograrlo te estarás haciendo un flaco favor.

Toda esta situación sería completamente diferente si en vez de plantearnos si depende de tí sacar más de un notable, nos planteamos si tienes el control de poner esfuerzo en lograrlo.

En este caso la respuesta sería afirmativa.

Poner esfuerzo en estudiar día a día depende completamente de tí, por tanto, tendría todo el sentido del mundo subordinar nuestro orgullo o satisfacción con este hecho.

Seríamos nosotros quienes podemos tomar la acción consciente para sentirnos satisfechos.

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No tienes el control de tus resultados

Como ves, todo se basa en intentar construir tu idea de valía personal alrededor de aspectos que dependen directamente de tí y tus acciones.

Llegados a este punto, la primera lección que podemos sacar del episodio es que prácticamente nunca los resultados obtenidos dependen de tí.

Creo que vivimos una gran ilusión en la que subestimamos muchísimo el papel que juega el azar en prácticamente todo lo que nos ocurre.

El trabajo duro y la persistencia en la mayoría de ocasiones son necesarios para progresar en cualquier ámbito, sin embargo, el trabajo duro por si mismo no asegura nada.

Por tanto, creo que es necesario esforzarnos por desapegarnos al máximo de nuestros resultados si queremos tomar el control de nuestras vidas.

Los objetivos deberían ser una especie de guía que nos orienta a las acciones que debemos tomar para progresar, pero en ningún caso la consecución de estos debería afectar a nuestra identidad.

Es posible que esto te suene un poco raro y es lo más normal.

Vivimos en un mundo en el que valoramos todo en base a los resultados obtenidos.

Pero… Tampoco me malinterpretes, no estoy diciendo que esto sea algo malo.

Si alguien tiene más éxito que tú es porque está aportando un valor mayor, lo cual es de agradecer, sin embargo, ese valor aportado no depende nunca al 100% de las acciones conscientes de cada individuo, como hemos dicho antes, el azar juega un papel bastante importante.

Si te gustaría profundizar un poco más en la influencia del azar en nuestras vidas, te recomiendo un libro un poco denso pero que te hará volar la cabeza. El título es antifrágil, por Nassim Taleb.

Una decisión buena decisión puede tener malos resultados

Volviendo al tema anterior, también quiero hablarte de otra trampa en la que solemos caer a la hora de valorar nuestras acciones.

Para explicarla, utilizaré mejor un ejemplo.

Imagina que tienes delante de tí dos cajas.

Una de ellas contiene 5000 euros en su interior y la otra está vacía.

Solamente puedes abrir una de ellas, y sabes que hay un 70% de probabilidad de que el dinero esté en la primera caja y un 30% de probabilidad de que esté en la segunda.

Dicotomía de control

Ante esta situación, te decantas por la primera caja pero, por desgracia, el dinero se encontraba finalmente en el segundo.

Dicotomía de control

Estarás de acuerdo conmigo en que, a pesar de no haber alcanzado el resultado esperado, la decisión de escoger el primer cajón fue la correcta ¿verdad?

En el momento de decidir sabías que había más probabilidad de que el dinero se encontrara en la caja elegida (caja 1).

Pues bien, este razonamiento que parece bastante lógico solemos obviarlo continuamente.

Piénsalo bien y reflexiona sobre cuántas veces has caído en esta confusión.

Simplemente, no tiene sentido valorar la calidad de una decisión en base a lo finalmente obtenido.

Solo el momento presente está bajo tu control

Y ahora viene el momento en el que me voy a poner un poco en modo filósofo.

Hace un tiempo leí un libro llamado “El poder del ahora”.

La verdad es que es un poco complejo y también un poco fumada en algunas ocasiones… para que engañarnos.

Pero por suerte, la idea principal del libro es bastante clara.

Todo gira en torno a la reflexión de que lo único en lo que podemos influir y lo único que podemos controlar es el presente.

Tus problemas se encuentran en tu pasado o futuro

El autor sostiene que, como es obvio, nunca experimentamos ni el pasado ni el futuro.

Sin embargo, la mayoría de nuestras preocupaciones, problemas o inquietudes tienen que ver con experiencias que ya han pasado o con expectativas de lo que puede pasar.

Lo sé… así de primeras es un concepto bastante extraño, pero realmente, si lo piensas, razón no le falta.

Vivimos en una especie de eterno presente.

Justamente en el segundo que estás leyendo esto, es muy probable que no tengas ningún tipo de problema, otra cosa es que te escapes del momento actual para centrarte en experiencias pasadas o expectativas futuras.

Dicotomía de control en el presente

La conclusión de la lectura es que nuestros problemas son casi siempre parte de nuestros pensamientos, no de la realidad actual, como consecuencia, podríamos abstraernos de toda emoción o sentimiento negativo.

Y bueno… esta sería la teoría.

Personalmente, creo que todo es bastante idílico y no pienso que alguien sea capaz de interiorizar esta idea al cien por cien.

Nadie es capaz de olvidarse por completo del pasado o el futuro de manera constante, sin embargo, sí es posible hacerlo frecuentemente a través de, por ejemplo, la meditación.

En definitiva, el mensaje que quería transmitir es que puede venir muy bien tener en cuenta que no merece la pena centrar tu atención en experiencias pasadas si no nos aportan nada bueno.

Recuerda que el pasado se encuentra fuera de tu círculo de influencia.

Cuando te sientas mal por alguna acción pasada, ten en cuenta que todo el dolor o sufrimiento por el que pases será en vano, pues al tratarse de un evento pasado no tienes control sobre él.

Pero… por otra parte, también es cierto que a través de ese arrepentimiento podrás modificar tus conductas actuales… ¿no?

La diferencia entre culpa y responsabilidad

Ante este conflicto, quiero compartir contigo una reflexión de Mark Manson el autor del libro “El sutil arte de que casi todo te importe una mierda” sobre la diferencia entre el concepto de “culpa” y “responsabilidad”.

Para él, la culpa es siempre pasada y muchas veces no depende de tí, por otra parte, la responsabilidad está siempre presente y tu tienes su control.

En conclusión, deberíamos eliminar en la medida de lo posible la sensación de culpa en nosotros, sin embargo, debemos tomar las riendas en el presente y afrontar la situación actual con responsabilidad.

No juzgues los hechos pasados, simplemente actúa en consecuencia.

Resumen de las ideas principales del artículo

  • En primer lugar, la dicotomía de control consiste en identificar lo que depende de tí y lo que no.
  • En segundo lugar, deberíamos hacer el esfuerzo de no prestar atención a aquellos problemas que se encuentren fuera de nuestro círculo de influencia, es decir, deberíamos olvidarnos de todo aquello que nos haga mal y que no dependa de nosotros cambiarlo.
  • En tercer lugar, ten presente que los resultados de cualquier acción que tomemos no depende directamente de nosotros. El azar juega un papel más importante de lo que creemos, por tanto, no caigas en el error de subordinar tus sentimientos a los resultados obtenidos.
  • En cuarto lugar, ni el pasado ni el futuro están dentro de tu círculo de influencia, por tanto, el sentimiento de culpa en sí mismo no tiene ningún sentido.
  • Y ya por último,  y a modo de consejo, trabaja para lograr que tu orgullo personal y felicidad dependan de factores que se encuentren bajo tu control. De no ser así, no tendrás las riendas de tu vida.

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